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Un monstruo mental 

"Una batalla entre la comida y la mente"

Por Kimberly Mesa Polo y Mariana Velásquez  

Como se había mencionado en capítulos anteriores, la anorexia es una enfermedad que ataca principalmente a las niñas que están iniciando sus cambios hormonales, pre adolescentes y adolescente, niñas que están empezando a descubrir cómo su cuerpo cambia junto a la presión social de cómo es el ideal de belleza y a un clic de acceder a información casi mortal para ellas. Mariana Arcila no logro librarse de esto.  

 

 

En un espacio poco transitado, tranquilo y lleno de verde, en medio todo el ruido de una universidad, Mariana relata su historia con total libertad y fluidez que le permite abrirse a contar una parte dura de su vida, parte que no está del todo sanada, porque hasta el día de hoy sigue y seguirá luchando con ella.  

Los comentarios que recibió Mariana después de llegar de un intercambio de Canadá, que probablemente no se hacían con la intensión de destruir, terminaron llevándola a un hueco oscuro del cual le costó salir.  

 -Cuando llegué de Canadá, llegué muy gordita, pues la gente me decía, cuando me veían se asombraban, incluso mi hermana, como compartíamos ropa, me decía que se la iba a anchar, eran comentarios que me dolían- recuerda Mariana los sucesos de su vida cuando tenía 14 años con los ojos aguados.  

Ella no cayó en la anorexia de un día para otro, entró al equipo de voleibol del colegio, luego consideró que no era suficiente y empezó al gimnasio para lograr cambios, además después del gimnasio llegaba a su casa a continuar haciendo ejercicio.  

-Yo lo veía como algo normal, simplemente veía que se quería cuidar y para mí estaba bien, apoyaba todo lo que ella hacía, incluso mis papás le decían y yo la defendía porque para mí estaba bien- expresa Ana María Arcila, hermana de Mariana, quien recuerda que estuvo con ella desde los primeros inicios de su hermana, pero que tal vez su inmadurez de esa época no la dejaron ver que la estaba apoyando en algo peligroso. “Yo vine a caer en cuenta de su enfermedad cuando ella ya estaba en los huesos y no comía nada”.  

                                                                    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Su madre fue fundamental en el proceso de recuperación buscó ayuda psiquiátrica, Mariana aceptó, pero solo con el fin de complacer a su madre, debido a que aquella niña de 14 años, que pesaba tan solo 30 kilos de los 48 kilos que tenía antes de entrar en este oscuro camino. Hasta el día de hoy a su madre le cuesta hablar del tema. 

La anorexia le generó consecuencias como la perdida de periodo por un año y medio, piel escamosa y peluda, como mecanismo de defensa, "Yo mantenía muerta del frío entonces mantenía con ropa ancha, nada me servía, tenía que ir a Offcorss y aun así la ropa me quedaba grande" 

Mariana, llegó a un punto de delgadez que no lograba verse la barriga, se le veían las costillas. La belleza para ella dejó de ser importante, solo buscaba un punto en el que se sintiera bien con sí misma, pero ese punto no llegaba, “Yo no me miraba al espejo para ver si estaba linda o fea eso pasó a un segundo plano yo le tenía miedo a la comida”.  

Dejó de un lado las actividades físicas porque ya no tenía la suficiente energía para hacerlas, se alejó completamente de la gente por miedo a que le dieran comida. En las sesiones con su psiquiatra ella aceptó que estaba enferma porque sentía que ya no podía lidiar más con la mente, "La psiquiatra me dijo que me iba a morir, ahí empecé a comer". 

Ese proceso con la comida fue aún más difícil, ya que,  aunque Mariana tratara de comer no podía porque su cuerpo ya no lo recibía, "Yo le decía a mi mamá que no me quería morir, pero que no sabía cómo volver a comer porque me daba susto", además sus idas al nutricionista se convirtieron en un martirio, hacía de todo para que la nutricionista creyera que pesaba más, poniéndose dos o tres blusas más, tres leggins y cuatro medias, hasta monedas en los bolsillos, pero la experiencia de la nutricionista la llevaba a siempre descubrirla.  

“La sociedad conoce la anorexia y la bulimia, pero muy pocas personas tienen una relación cercana con ella, entonces cuando es una relación cercana no sabemos cómo actuar. En mi familia me decían estás horribles y yo decía como yo tengo un espejo y yo sé. La gente me preguntaba oye tú estás muy flaca y me preguntaban cómo enflaquecer. Yo les decía que lo mío ya no era normal” 

Dos años después, a sus 16 años, Mariana superó su anorexia con la ayuda multidisciplinar y con su fuerza de voluntad, aunque es consciente de que recaer es muy fácil, pero ahora es más consciente de eso. Tiene una página de Instagram, ya que a ella le hubiera gustado que durante su enfermedad se sintiera entendida, lo hizo con el fin de llegarle a esas personas. Mariana aún siguen en tratamiento psicológico y psiquiátrico, para tratar las secuelas que le dejó la anorexia, ansiedad y depresión. Hasta hace poco tomó medicación y ya lleva un año controlada. 

¿Conoce o tiene a alguien cercano que sufran o hayan sufrido algún TCA?

¡Cuéntanos!

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Mariana Arcila

(Pueden encontrar el audio en la sección

de entrevistas)

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El internet fue la principal herramienta de Mariana para guiar todas sus decisiones erradas, pues, alimentaron los pensamientos que no le permitieron ver lo que realmente estaba pasando, tampoco la dejaron visionar que todo lo que creía tener bajo control y con un objetivo en específico se desbordaría.  

Sus principios fueron una vida con estilo saludable, llevo todo al extremo, suprimió todo lo que contuviera dulces, grasas, incluso aquellos alimentos y frutas naturales altas en azúcares. Mariana hacia ejercicio en su cuarto hasta perder el conocimiento, al recobrarlo lloraba, peleaba con ella misma, gritaba, se dormía un rato y retomaba el ejercicio.

Cada comida para ella era un sufrimiento, pero para sus padres era una lucha constante, ellos intentaban que Mariana comiera, pero eso lo único que generaba entre ellos eran discusiones y que su hija pequeña se alejara más de ellos. 

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