top of page

Una relación sana con la alimentación 

“La importancia de aprender y saber comer” 

Según un artículo presentando por El Espectador en Colombia alrededor del 1 % de la población tiene anorexia, alrededor del 2,5 % tiene bulimia nervosa y un 3 % padece de trastorno por atracones de alimentación. Estos son trastornos que afectan tanto a hombres como mujeres de todas las edades, desde los siete años hasta los cuarenta. 

Por Kimberly Mesa Polo y Mariana Velásquez Gallego 

La historia de Isabel  

Isabel Uribe, desde la distancia y detrás de una pantalla se abre a relatar los días más oscuros de su vida, de los cuales tiempo atrás no se sentía lista para hacerlo. 

Cuando era niña tuvo una infancia tranquila y normal, al ser tan pequeña no era consciente de que había heredado el gen de la depresión por parte de su padre, ya que esta enfermedad es hereditaria, una enfermedad que sin saberlo puede desatar otras enfermedades relacionadas con la mente, entre ellas la bulimia, a pesar de lo anterior su padre sí logró darse cuenta de que su hija había heredado esa condición y que podía manifestarse con más fuerza en la adolescencia. 

A los doce años, con la entrada a la pubertad, Isabel empezó a darse cuenta de que sus amigas tenían cuerpos diferentes al de ella, cuerpos más desarrollados, “Cuerpos de adultas”, así lo menciona con un tono melancólico desde su apartamento en España, pero en ese instante ella no se preocupó por esto.  

Al llegar a los 13-14 años empezó a subirse un poco de peso, pero su cuerpo no presentaba mayores cambios, sino que comenzó a sentirse distinta y fea, además relacionó el “amor” con sentirse insuficiente con el aspecto que tenía. 

Todo de un tiempo a otro se le juntó a Isabel, generando que su vida estuviera rodeada de mentiras en el colegio y en su casa. Llegó al punto de no comerse la lonchera en los descansos, se la regalaba a sus compañeras, pero después de un tiempo, mentir no fue tan fácil, sus amigas no entendían el porqué no comía, ella solo les decía “no me la como porque voy a comer en la casa de mi abuela”. 

 

“Me daba mucho asco ver comer a mis amigas, yo pensaba ‘se están metiendo una cantidad absurda de comida’...Siempre he tenido algo y es que la comida hecha por otras mamás, no, pues siento que un sanduchito manoseado por otra mamá tiene cantidades bestiales de mantequilla”.

 

 

 

 

 

 

 

Isabel Uribe 

 

Isabel aguantaba hambre por horas, hasta que llegaba a un punto que no aguantaba más y “Comía mecato, pero no porque que rico unas papitas, no yo comía porque me partía del hambre, pero comía con culpa. Comía a horas no saludables y comida no saludable... Yo estaba engordando porque nadie me enseñó a comer”. 

 

La enfermedad siguió avanzando para Isabel y cada vez se hacía más difícil ocultarla, ella era consiente de eso, que en cualquier momento iba a ser imposible esconderla. Isabel no desayunaba, no almorzaba, no cenaba y no tenía energía para ir al colegio ni para pelear con sus padres, le iba mal en sus clases y cada vez se veía más fea, “no comer afea... Entonces comes, pero te llenas de mecato, te sientes culpable porque sientes que perdiste todo lo que habías logrado y ahí empiezas a vomitar, ahí aprendí a hacerlo”.  

Hasta hoy ha durado la enfermedad, Isabel es consciente de que no se ha curado del todo, debido a que aún tiene secuelas y una relación particular con la comida “no es la relación normal que tiene cualquier otra persona con la comida...Hay días malos, tengo sentimientos de voy a mandar todo a la mierda”. 

“Sé que todavía no estoy curada y creo que ese es el aprendizaje más importante, de que en algún momento voy a volver a estar tan mal” 

La importancia de aprender a alimentarse  

Isabel empezó a buscar ayuda con el apoyo de su padre, empezaron a medicarle la depresión y los otros aspectos que conllevaban la depresión, pero nunca entendió por qué en ese momento no recibió ayuda nutricional, seguía teniendo una mala relación con la comida, “me gastaba mucha energía pensando en qué me iba comer, en qué tenía más calorías”.  

“Me miré a mí misma y decidí de que quería entender, comprender lo que estaba pasando, consulté un nutriólogo y me enseñó cómo debía de comer”.

 

 

 

 

 

Después de su visita al médico nutriólogo Isabel quedó marcada con una frase que le dijo, “Nosotros no comemos por comer nosotros comemos porque la comida es la energía que le metemos al cuerpo”.  

Desde el entendimiento intelectual de que necesitaba alimentarse sanamente y de que menos comida no era menos grasa y no era más delgadez, Isabel progresó en su enfermedad, además vino acompañado de un proceso psicológico fuerte que le dio base a la bulimia y entender que era consecuencia de la depresión.  

La Nutrióloga Ana María Uribe dice que la importancia de la alimentación saludable es suplir todos los requerimientos nutricionales que tiene cada persona, en este caso, precisamente la etapa de desarrollo en la que se encuentran, también mantener un peso estable y mantener todos los parámetros de laboratorio controlados, no empezar a sufrir de colesterol, anemia, falta de vitaminas esenciales, glicemia, etc.  

Además, menciona que lo principal en las pacientes con TCA es lograr tener empatía con ellas, porque siempre tienen el temor y la idea de que el nutriólogo es la persona que las va a hacer engordar. El problema y el gran reto para estos especialistas es que un peso saludable está muy lejos de lo que ellas imaginan y quieren.  

Una de las razones por las cuales las personas no saben cómo alimentarse o cómo hacerlo o lo hacen, pero de la forma que no debe ser, es gracias a la cantidad de información que hay dentro de las redes sociales y en la web, con la promoción de productos y de dietas estrictas. Además, en un informe realizado por la BBC, sobre la presencia y promoción de la anorexia a través de esta red social en el 2020, hay un testimonio donde se dice que Instagram no causó su anorexia, pero sí hizo que fuera peor. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Para saber más sobre las redes sociales y los TCA de clic aquí)

  

Según una entrevista realizada a Patricia Savino, directora del Centro Latinoamericano de Nutrición (Celan), por el diario El Tiempo, “los colombianos, en términos generales, no parecen lo suficientemente conscientes de los riesgos. “El 75 % de las muertes en el país son causadas por enfermedades crónicas, cuyo origen, en una alta proporción, es la mala nutrición””.  

isa3.jpg
untitled-infogr_45356724.png
isa2.jpg
bottom of page